General

Género bobo

Susana García Toledo Psicóloga

Si a usted le sugiriesen, como sugiere este número, hablar de género ¿sobre qué hablaría?

Violencia de género, igualdad de género, ley de género, o conceptos más “nuevos” como transgénero o cisgénero.

Parece que a lo primero que remite es a eso,  a lo masculino y a lo femenino. Y ahora que hay tanto movimiento social, político, psíquico, sobre el género, ser hombre, ser mujer, lo igualitario, lo inclusivo, lo neutro, la diferencia, yo quería reflexionar sobre algo que creo que toca tanto a lo masculino como a lo femenino, y es el género bobo.

¿Y qué es el género bobo? se preguntarán ustedes. Les remito a una canción de Nacho Vegas llamada “Las Inmensas preguntas” perteneciente al EP El Género Bobo (2009, Limbo Starr) que no sé si responderá la pregunta, pero es una canción buenísima y menciona esto de lo que venimos hablando.

Creo que esto del género puede dar lugar a cierta confusión (a mí la primera). Género que remite a sexualidad, a orientación, identidad y relación.

Temas tremendamente complejos, si me permiten. Yo ante todo defiendo el respeto absoluto y la legitimidad de la esencia de cada cual. Del individuo y de esa individualidad, valga la redundancia de lo que es cada uno.

Más allá de clasificarlo todo, de buscar la comunalidad, la pertenencia a una categoría: raza, edad, religión, orientación sexual, ideología política, país de origen, etc. Categorías a las que pertenecemos todos y que nos definen. Pero, ¿y lo inclasificable? ¿Y lo que es de cada uno? ¿Cómo se mantiene la subjetividad ante lo externo y su etiquetación?, esa búsqueda angustiosa de sentido. Cuando no todo es clasificable, mucho menos estable ¡y menos mal! Porque quizás ahí reside lo genuino, lo de cada uno, ahí está el vivir.

Si uno busca “género” en la RAE (cosa que yo hice antes de pensar sobre lo que escribir) encontrará esto:

  1. m. Conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes.
  2. m. Clase o tipo a que pertenecen personas o cosas. Ese género de bromas no me gusta.
  3. m. Grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico.

Y llamó poderosamente mi atención que parece que género se asocia a lo común, a la pertenencia.

Mi idea es pensar sobre género más desde la diferencia.

A lo largo de este artículo voy a intentar dar respuesta a esta pregunta sobre el género bobo, o más bien responder abriendo más preguntas e invitando así al lector a la reflexión. A la construcción de sus particulares “inmensas preguntas”.

Para ello,  voy a ayudarme de la canción que les recomendaba antes como columna vertebral de esta reflexión.

Vamos con la primera estrofa:

Con decirte que ya son varios días sin salir, 
Puedes creerlo o no, pero he sido moderadamente infeliz,
Hice así una canción y creí que verías en ello un piropo,
La escuchaste y después me dijiste: “lo tuyo es del género bobo“

Aquí se alude a algo referido a mi idea esencial en esto del género, no entendido como genérico, como pertenencia y comunalidad sino también como diferencia. Diferencia que une o desune, pues amar implica entender eso, que somos diferentes y que nuestras declaraciones llenas de sentido y esfuerzo para nosotros, pueden ser vividas por ese otro como absurdas y bobas.

Cuando me quiero explicar
Las palabras se esconden
En no sé qué sitio y entonces te escucho
Igual que el que escucha
De lejos el tráfico de su ciudad
Y me pierdo en inmensas preguntas
Que lucen con esplendor y absurdidad
Ya viví, sufrí y amé, y todo ¿para qué?

Diferencia que a veces no nos deja encontrarnos, como cuando las palabras no salen y no pueden escucharse, quedan lejos y suenan sordas.

La necesidad de reflexión para construirnos como sujetos. De la búsqueda de sentido, un sentido que pasa por salir del ideal para entrar en lo posible, asumiendo lo mundano. Encargándonos de nuestra cotidianidad para poder salir de ella también. Igual no hay otra.

Parece que no tiene sentido, pero lo tiene.
Sufrir lleva a crecer y a poder vivir.
Amar implica sufrir y también vivir.

Hicimos el amor
Una vez que sentimos el frío
Y el resultado fue ya lo ves
Más o menos como en los erizos 

Terminamos con esta estrofa que me parece una maravilla.

Todos nos sentimos fríos, aislados, vacíos y buscamos ese calor en la intimidad, en el vínculo, hacer el amor. Pero qué pasa cuando uno no la encuentra o cuando el encuentro no produce el calor esperado sino todo lo contrario, esa extrañeza en la desconexión en la que parece que se pierde algo de lo humano y remite a algo animal, a algo que pincha, como en los erizos.

No sé si habrán sacado algo en claro, espero que no. Les invito a dejar de tener las cosas muy claras y empezar a preguntarse. Suerte y que no se les haga muy inmenso.

General

Imagen de Jimena Lascurain.

Susana García Toledo

Psicóloga

Licenciada en la Universidad Autónoma de Madrid. Master en Psicoterapia Psicoanalítica en la Universidad Complutense de Madrid. El psicoanálisis aparte de ser mi profesión, es un modo de vida para mí y una pasión.
Mi interés en este proyecto surge desde ahí, desde la inquietud por poder acercar el psicoanálisis fuera de las teorizaciones y las intelectualizaciones imposibles y complicadísimas que tanto lo alejan y lo hacen ajeno. Para mí, el psicoanálisis es otra cosa, es una disciplina pero también una forma de estar en el mundo y por tanto el psicoanálisis también vive ahí, en lo mundano impregnando lo cotidiano.
Amante de la psicología, del arte, de los encuentros con vino, de la lectura y de las floristerías.