Hace ya un par de meses largos que vengo trabajando en declinar a la realidad mi proyecto I’m not a superwoman (que, en realidad, llevaba durmiente-silente en mi libreta de notas desde hace varios años). Cuando el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, vi un cartel en el que se nos retrataba como una superheroína con capa (una sola mujer pero de contenido simbólico, apelando a millones de mujeres) entendí que mi proyecto, al menos para mí, no había perdido vigencia.
Por qué, me pregunto, en un día reivindicativo de la igualdad de sexos en el acceso al ejercicio de derechos políticos y civiles, cabe representarnos, a las mujeres, como superheroínas. Yo no soy una superwoman. No lo soy, no quiero serlo y, lo que es más, no necesito serlo. Pero ese cartel no es más que la proyección simbólica de comportamientos y actitudes cotidianas y reiteradas. Cuántas de nosotras no hemos escuchado en alguna ocasión “¡eres una superwoman!”. No dudo que tal calificativo sea expresado desde el más profundo cariño, admiración o respeto. Desde el reconocimiento incluso, como en el caso del cartel, a la mujer que sigue adelante, volando a toda velocidad, a pesar de arrastrar tras ella pesos varios -impuestos, a veces, por la sociedad, a veces, por ella misma-.
Pero, a pesar de ello, cuando lo escucho, de forma inevitable algo se remueve en mi interior. ¿Por qué soy -somos- una superwoman? ¿En qué radica la excepcionalidad que se esconde tras esa categorización? Quizás será, me respondo, que trabajo siendo madre y a veces escudriño tiempo y espacio para vomitar mis ansias creativas; o será, tal vez, porque pongo lavadoras, limpio culos, encuentro -poco- tiempo para ver a los amigos y organizo fiestas infantiles en casa. ¿Son las tareas cotidianas suficientes para llamarnos superwoman? ¿Lo es la maternidad en sí misma? ¿Lo es la dedicación al trabajo?¿Qué se esconde tras ese pretendido halago? Yo creo que da por sabidas y concurrentes realidades que quizás no son tales. Calificativos así abolen la corresponsabilidad, la conciliación y hasta la libertad de no tener que cumplir con la perfección que conlleva ese cliché que alguien me-te-nos colocó, del que no puedes huir así como así y se acaba convirtiendo en una etiqueta pesante -que no pensante- que te impide bailar.
No. No soy una superwoman, ni quiero serlo. Im not a superwoman es un proyecto de fotografía intervenida alrededor de todos estos interrogantes. Está concebido como un todo. Como un proyecto de investigación. Retratando a las casi treinta mujeres que han participado en él -y a las que agradezco su generosidad- me acerco a sus reacciones, y a las mías, en este proceso de despejar caminos, de romper las etiquetas y de encontrar ese estado de serenidad que supone no tener que demostrar nada a nadie, que supone ser una misma sin llevar una capa de color rojo brillante. Esas fotos son la primera capa de este proyecto en proceso. Sobre ellas han de llegar varias capas más de reflexión, de pintura, de interrogantes y de escritos.
No. No soy una supermujer, ni quiero serlo. No quiero que me lo digas. Las etiquetas son una losa, una putada, una cruz, un meme, una meta de persecución imposible.
Yo soy, simple y eternamente, Marta, Alicia, Raquel, Eva, Ana, María, Inma, Itziar, Maite, Laura, Cristina, María Luisa, Delphine, Isabel, Amaya, Carmen, Roberta…
Soy yo, y punto. A veces llego y a veces no.
Sólo querría ser una superwoman si pudiera volar a mi antojo y lanzar rayos láser. Y eso, de momento, no es.
Quiero ser, eso sí, espíritu libre, humano, en eterna contradicción.
No soy una superwoman de traje ceñido.
Soy mujer. Soy profesional. Soy competente (a veces). Me disperso, sueño, me deprimo, me abandono, me aborrezco, me amo, me odio, me perdono. Soy madre (leona) en ocasiones y, en otras, despegada como la vida misma. Soy sexual y asexuada a un tiempo. Sin control. Humana. No superwoman. Mujer. No supermadre. No súper.
(Esto es un boceto, un apunte, de este proyecto en el que me encuentro inmersa. Las fotos de la sesión fotográfica que lo ilustran son de Laura Morales; los retratos intervenidos llegarán, espero, muy pronto.)
I’m not a Superwoman