Política y Social

No sucedió una noche: familia heteroparental por ovodonación, testimonio II

Entrevista a Silvia Nanclares, familia heteroparental por ovodonación

Colorful Families -antes Mujer&Madre- es una asociación de profesionales (comunicadores, psicólogos, médicos, enfermeras, etc.) dedicada a la normalización y visibilización de la diversidad familiar, con más de 7 años de experiencia trabajando con pacientes de clínicas de reproducción asistida donde atraviesan la deconstrucción del concepto de familia tradicional.

Entrevista a Silvia Nanclares, familia heteroparental por ovodonación

José y yo tratamos de construir una pareja igualitaria y entendemos la familia como un proyecto casi político. Suena un poco rimbombante y utópico, tal vez, pero siempre nos ha motivado extender la familia como un espacio de libertad desde donde poder tomar decisiones que nos empoderen, como familia y como personas a cada cual. Esta mirada crítica y ese deseo de cuidarnos también lo hemos volcado en nuestro proceso de reproducción asistida, donde nos hemos visto abocados a recurrir a la ovodonación.

Nuestra pareja es peculiar en un sentido, nos llevamos 9 años, cuando nos conocimos, yo tenía 39 años y José tenía 31. Esto nos situaba en momentos muy diferentes respecto a nuestra vida fértil. Yo tenía una urgencia perentoria y él aún no sabía si quería ser padre. Tomó la decisión como una decisión situada en lo concreto de nuestra pareja, no como yo, que ya traía el deseo en mi mochila. Esto nos ha hecho hablar mucho, tomar decisiones juntos, pasar por procesos difíciles -mi padre murió al poco de conocernos y yo pasé un duelo muy profundo- y también momentos muy intensos. Encontrarnos y querernos en las dificultades y los logros.

Tener un hijo, significa para mí, extender eso que vivimos como pareja, ampliar nuestro proyecto de convivencia, de aprendizaje, de amor, al fin y al cabo.

Nuestro recorrido para tratar de tener ese hijo fue muy complicado. Estuvimos un año intentándolo del modo «tradicional» sin éxito y, debido a mi edad, nos lanzamos a averiguar cómo andábamos de reservas fértiles.

La reproducción asistida es un proceso muy duro, emocionalmente, con muchas dudas médicas y mucho sufrimiento asociado. Nos recomendaron la fecundación in vitro -todo basado en mi edad-. Tuvimos que tomar muchas decisiones importantes en menos de un año, lo cual te deja agotada, como persona y como pareja, por no hablar de los miedos ante la hormonación, los dilemas morales y desafíos personales que, en concreto, nos proporcionaba el camino de la ovodonación, decidido después de dos intentos fallidos de FIV. La cuestión económica también es muy difícil. Nos hemos tenido que endeudar.

La ovodonación tampoco fue un camino de rosas, pero nos quedamos a la primera. Para mí, especialmente, ha sido un proceso inesperado, ya que no sabía que la huella genética que yo pudiera dejar en mi hijo me iba a importar tanto, y esa cuestión apareció. Tuve que hacer una renuncia, de alguna manera, a mis orígenes. Esta renuncia me llevó a pensar que somos mucho más que hélices de ADN, somos gestos, somos historia, memoria y sobre todo, como me hicieron ver las psicólogas en uno de los talleres para madres y padres por ovodonación, la filiación no se genera biológicamente sino a través del amor de cada día, de la práctica de la crianza. Pero aún así, de saberlo racionalmente a vivirlo hay un gran paso: tuve que hacer un proceso.

También me rondaba, y aun lo sigue haciendo, la presencia de la donante, de su vida, de quién es, de por qué ha donado. Creo que haber pasado por dos “in vitros” -tratamientos de fecundación in vitro- me ha ayudado a poner en valor su experiencia, y a entender que algún deseo más allá del económico tiene que haber para pasar por el proceso de estimulación y extracción de óvulos. A valorar y a relativizar su experiencia. Conversar mucho con mi chico y con otras mujeres críticas me ha servido un montón. Durante el embarazo, estas reticencias, dudas, «el runrún de la ovodonacíon», como yo le llamo, ha ido mutando y de un par de meses a ahora, ya embarazada de siete meses y con la concreción que tiene nuestro hijo, creo que he superado esos fantasmas o al menos muchos de ellos se están diluyendo. Nuestra historia está y estará impregnada de las vivencias que acarrea este proceso, no las renunciamos ni las negamos sino que abrazamos todas las contradicciones y somos consecuentes con nuestra decisión. El resultado, de momento, un embarazo vivido con mucho amor también. Ojalá todo lo que está por venir siga esta pauta…

Mi concepción sobre la maternidad cambia cada día, ahora es una experiencia encarnada, un hecho. Tiene una potencia extraordinaria que cuesta imaginarse antes de estar embarazada, cuando solo era un deseo.


Silvia Nanclares es licenciada en Dramaturgia, escritora, editora pro-am y activista cultural. Utiliza la ficción y el humor para entender la realidad y tratar de contarla. Trabaja e investiga en la órbita de la literatura, el mundo editorial y la Cultura Libre, colabora en eldiario.es y Periódico Diagonal con piezas de periodismo narrativo. Guionista y locutora en el espacio radiofónico Carne Cruda. Forma parte de Pandora Mirabilia-Género y Comunicación. Autora del libro “Quién quiere ser madre”.

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Un pensamiento en “No sucedió una noche: familia heteroparental por ovodonación, testimonio II

  1. Mujer valiente. Gracias por tu sinceridad. Hay muchas maneras de sentir la maternidad. Tantas como madres.

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