Marga Romero, campeona mundial en 100 y 200 metros lisos:
No puedo creer que tengamos que competir con Queers. Correr con Trans e Intersex tenía un pase, pero hemos perdido definitivamente el norte. Los Queers tienen un desarrollo físico diferente. Cuando apostamos por la igualdad de género no firmamos una carta blanca. Martç puede que fuera una mujer al nacer, pero ahora es un XZ300 y su cuerpo es distinto. No tiene sentido que yo y las mujeres como yo corramos con ellos. No estoy en contra de su derecho a competir, pero deben de hacerlo en otra categoría. Pido al COI que reaccione porque hay un cambio social y no se han dado cuenta.
Narina Joss, presidenta de Humanos por la igualdad:
Debemos educar mejor sobre la diversidad sexual en las aulas. No podemos reincidir en una educación basada en los pilares del heteropatriarcado. Aprovechemos el momento para acabar también con el binarismo de género. Nuestros alumn*s deben aprender las oportunidades que se nos abren en torno a la identidad. Por primera vez la humanidad tiene la posibilidad de ser e identificarse consigo misma sin las limitaciones impuestas por la naturaleza. Por eso es importante que entiendan que las tecnologías que están detrás de este cambio social no pueden ser patentadas. Es nuestro deber presionar para que sean accesibles a todo el mundo. Lo que buscamos no es igualdad de género. Buscamos igualdad humana a la hora de acceder a la identidad de género. Si no hacemos nada, serán los flujos del capital los que determinen quien puede y quien no puede definir su identidad. Éste camino no es ético y creará una nueva jerarquía social basada en el género. Por eso luchamos contra Genre Freedom y los estados que la apoyan,
Elon Urban, CEO de Genre Freedom:
A los que dicen que vamos en contra de lo que nos hace humanos les diré que están equivocados. Tenemos una profunda convicción en la esencia del ser humano. Y creemos ante todo en la libertad y autonomía de la humanidad. Genre Freedom quiere ayudar en ese camino. Atrás han quedado los tiempos en el que el hombre, como raza, estaba delimitado por lo que dictaba su biología. En Genre Freedom no nos quedamos en la superficie. Es el momento de explotar la potencialidad que tenemos en nuestro interior. Las reasignaciones de sexo con sus operaciones de cirugía estética no son más que un parche. Lo que nos hace libres es la reconfiguración de las expresiones de género. Ofrecemos una amplia gama de soluciones para las personas con deseos de explorar su self.
Nick Pearce, fundador de Humanity++:
Es la obligación del ser humano adaptarse a los cambios para asegurar su supervivencia individual y colectiva. Lo humano no depende del cuerpo, ni del género. La evolución, un elemento natural tiene plazos extremadamente largos. La evolución debe de continuar, pero ya no será biológica, sino tecnológica. La tecnología está redefiniendo lo que significa ser de un determinado género en los ámbitos biológicos, psicológicos y sociales. Algunos quieren convencernos de que este progreso tiene un origen conspiranoico, que es un intento deliberado de eliminación del género y sexo. Pero lo que el transhumanismo busca no es eso sino ofrecer las herramientas apropiadas para que seamos nosotros los que escojamos con libertad sobre nuestro género. Ya no estamos atrapados en nuestra piel, podemos buscar nuestro lugar y ser seres humanos completos y únicos. Al fin y al cabo, solo hay un género común a todos nosotros: el humano. Y la esencia de lo humano no se perderá, pues está en nuestra mente y en la manera en la que vemos y moldeamos el mundo. No se trata de decidir si queremos seguir el camino del transhumanismo. No creo que haya alternativa a ello. Lo que está en juego es si nos podremos adaptar a los cambios sociales y económicos que se avecinan para que no colapse nuestra civilización. Debemos estar preparados a la inevitable singularidad tecnológica y no ningunear la responsabilidad a la que nos enfrentamos. Cuanto más nos adelantemos a la crisis, educando y llevando estos sanos debates a la sociedad, preparándonos, en definitiva, para el transhumanismo, nos irá mejor.
Lekuni Lyazidi, creador del ProxyLang:
«Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo», dijo Wittgenstein en su único libro Tractatus Logico-Philosophicus. Es por ello que no podemos plantear un cambio real si seguimos usando un lenguaje natural. Los lenguajes evolucionan, pero no pueden absorber los ritmos de cambio en los que estamos inmersos. Es el momento de adoptar un lenguaje alejado del androcentrismo o cualquier binarismo de género tradicional. Empezamos por nuestros propios nombres, que nos son asignados en función de nuestro género. Necesitamos crear nuevos nombres, ni masculinos ni femeninos ni neutros.
El ProxyLang se ha creado con ayuda de agentes de Inteligencia Artificial para crear un núcleo gramatical que pueda expandirse y plantear una interacción entre ciudadanos a un nivel más igualitario. Está en juego nuestro futuro.
Instituto mundial de Estadística:
En un estudio independiente, el 56% de los jóvenes menores de treinta años apoyan la normalización en la migración de género y se muestran a favor del género fluido. De ellos, más de la mitad se adhieren a la eliminación de patentes sobre los nuevos géneros que empresas de ingeniería genética como Genre Freedom están desarrollando. Un 10% considera un crimen contra la humanidad que los estados deleguen el control de los géneros y la reprogramación genética a empresas privadas y las equiparan a las patentes sobre la vida.
Nick Casal, abogado defensor de patentes de género:
Los recursos privados que empresas como Genre Freedom dedican en la investigación sobre ingeniería genética son costosos. Se ha dedicado mucho esfuerzo para desarrollar estos productos y así poder ofrecerlos a nuestros clientes. Y al igual que ya no se cuestiona la patentabilidad del software, no apreciamos que deba ser diferente con la tecnología que desarrollan empresas como Genre Freedom. A los que usan el miedo como arma y hablan elocuentemente sobre el peligro de crear una nueva élite que use estos nuevos géneros como herramienta de desigualdad les diría que la introducción de nuevos géneros supone precisamente el culmen de la libertad del ser humano. Los ciudadanos son ya tratados en igualdad al margen de su género, estatus social o capacidad económica, y así seguirá con los nuevos géneros.
James German, estudiante en la Universidad privada de California:
En mi clase más de la mitad de compañeros han hecho migración de género. Yo nunca me identifiqué en un género concreto. Me parece un pensamiento primitivo, al nivel que elegir ser de un equipo de futbol. No llevo bien que me traten con un género, me siento cosificado. Ellos, sin embargo, dicen que experimentar nuevos géneros les hace más humanos. Que les permite entender mejor a los demás, las diferencias de cada uno de nosotros. Pero yo pienso que no les debe funcionar muy bien, porque veo en sus miradas que no entienden mi postura. No me gustan los pronombres personales en tercera persona. No me gustan que me digan «el». En este mundo arcaico donde no se puede vivir sin definir categorías y etiquetas me veo forzado a tener que escoger una. Elijo la etiqueta de agénero. Y cada vez somos más.
Severiano Rígido, Sacerdote Cristiano:
La mayoría de los migrantes de género se limita a sexuarse superficialmente. Los cambios no van más allá, porque no los necesitan. Es una moda, como lo es cambiar de vestuario o como lo fueron los tatuajes. Este quita y pon en un cambio sin fin y vacío nos aleja de la esencia del hombre y del núcleo vertebrador de nuestra sociedad, la familia. Entiendo que estos Queers se sienten perdidos y que tras la banalización de la identidad de género hay un grito de auxilio. Debemos ayudarles a encontrar un camino dentro del orden natural. Lo que están haciendo empresas como Genre Freedom, alentando al cambio arbitrario y alzando al estatus de estrella a personajes como Meni Aquafina, a las que no sabemos ni siquiera como referirnos, es perverso.
Nen Reeves, Queer de género XZ300:
El sexo es un conjunto de peculiaridades que caracterizan a los individuos de una especie y es el mecanismo que ha elegido la evolución para la diversificación genética en la reproducción. Gracias a la tecnología hemos cambiado las variables de la evolución darwinista y la diversidad ya no depende de la naturaleza ni del sexo. La sociedad ha usado el género como un mecanismo alienante y siempre ha sido tímida en torno a la sexualidad y la identidad de género. Pero ahora el dimorfismo sexual ha muerto y podemos explorar la diversidad genética para encontrar nuestra verdadera esencia. Una vez que no estamos limitados legislativamente, el límite lo marca la tecnología. Y cuando por fin rompemos las barreras tecnológicas, ¿Por qué no explorar? Yo aposté por hacerlo.
Jay Bauman, filósofo:
Las estructuras de poder tradicionales están muriendo y no son capaces de adaptarse a los nuevos retos sociales como la fluidez de género. El motivo es simple, son mastodontes rígidos que niegan la realidad que deviene. Creen encontrarse ante una moda pasajera y que si se atrincheran resistirán, a la manera de un avestruz que esconde la cabeza bajo la tierra. No tienen ninguna posibilidad. Vivimos el inicio de una lista de cambios que servirán de catalizador para los siguientes. Cuando se acepten las nuevas identidades de género tendremos que afrontar la implementación de cuerpos y avatares virtuales. Se crearán nuevas dinámicas donde las conexiones serán más importante que las relaciones. La comunicación ya no será de uno a uno o de uno a muchos, sino de muchos a muchos. El mundo se hará más liberal, que no necesariamente más libre. Habrá personas que prefieran no entrar en contacto con otros humanos y recurrirán a bots sexuales y agentes de IA para su día a día. En definitiva, asistiremos a un mundo digital donde la identidad de género experimentará una multiplicidad creciente. El futuro será un espacio donde no podremos discernir barreras y donde las etiquetas desaparezcan. Llegado un punto las mentes se enlazarán a nivel neuronal. Y, entonces, conceptos como el yo y la identidad de género perderán su significante original. ¿Quiénes seremos entonces?
Ilustración de Juanma Samusenko